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sábado, 8 de noviembre de 2014

Sentir cariño en el corazón.

Es ser demasiado exigente pedirle a la vida que si va a haber alguien allá afuera para mí, al menos que pueda sentir que mi corazón es acariciado dúlcemente y con delicadeza?
Es mucho pedir?
De qué se trata sentir estar en pareja?
No se trata acaso se sentir que hay alguien, más allá dentro de todo el universo, que es especial y diferente a todo el resto, alguien por quien sentimos algo especial también, que no sentiríamos por nadie más porque sentimos que ese alguien también nos corresponde con su preocupación, con sus gestos delicados de hacernos sentir que somos importantes y que siempre estamos presentes en sus pensamientos así como también en sus vidas, sin necesidad que hacer tremendos sacrificios ni que acometan grandes gestas, simplemente con un simple detalle podrían hacer que todo nuestro día valiera la pena. 
Una llamada, un mensaje, un "Hola, cómo estás?", "He pensado en ti, sabes?", "Te extraño". "...Perdóname, no volverá  a pasar". "...Un beso". Y la frase mágica que derrumba todos los muros defensivos: "Te amo". 
Pero si no vienen dichas desde el corazón, tampoco valen. 
De ahí la trivialización de las palabras que pierden el sentido y el peso real que deberían tener y que nadie parece valorar, salvo unos pocos puristas o nostálgic@s como yo.
Para mí las palabras siguen siendo importantes, de ahí que me moleste tanto el incumplimiento de una promesa. 
Palabras y hechos deben ir de la mano, no hay nada que me fastidie más que la incoherencia, decir algo y hacer otra cosa o decir algo y luego olvidarlo, claro, porque como no había una decidida intención de cumplir con lo dicho desde el comienzo, es fácil que las palabras se olviden y se las lleve el viento, y al final Todo queda en Nada.  
Si no hay honestidad ni en los sentimientos y menos aún en las palabras, nada vale la pena realmente. Porque "sin palabra" tampoco habrá alguna vez, hechos. Que es lo que finalmente importa.
Al menos para mí nada tiene sentido si no hay una verdadera intención de cumplir con la palabra dada. Si no hay voluntad para cumplir con la palabra, tampoco habrá voluntad para llevar a cabo el hecho que sea propuesto.

De qué modo podría creer?
De qué manera podría confiar?
Y la confianza es Todo en una relación.
Sin confianza no hay relación, compromiso, proyectos, futuro
Nada!
Cuando sólo hay Nada,  queda un vacío inmenso que se pierde en medio de un silencio irritante e hiriente, filoso y mortal como la cabeza de una lanza directa al corazón. 
 No hay nada más enloquecedor y exasperante que el silencio del orgullo, del Ego, del maldito Ego, de ver quien gana, quien aguanta más tiempo bajo el agua. O de ese silencio en la espera a que el temporal se calme como una avestruz que oculta su cabeza bajo tierra.
Hay muchas cosas de las que ya paso.
No estoy para estupideces ni para perder el tiempo que no tengo.
He aprendido a vivir conmigo misma hace muchos años, la soledad no me asusta, sólo que habría preferido vivir mi soledad compartida matizándola con intervalos de felicidad para darle más colores a mi vida, sentir que también se me permite ser  la decoradora de interiores oficial más importante de la vida de ese otro al que me había atrevido a querer porque creí que sus palabras eran honestas cuando me decía que me quería. 
Pero en estas cosas pequeñas de falta de detalles, de preocupación, de dejarme en el olvido como a  un juguete viejo en el fondo del trastero, no me inspira más que desgana, desamor, y una desilusión tremenda. Sólo me causa tristeza. Porque siento que me merezco un trato mejor.

Hoy necesitaba de un abrazo fuerte, sentir que no estoy sola en el mundo, que no estoy loca, que mis problemas tienen soluciones, que hay alguien que me entiende, que simplemente me dijera: "No te preocupes, ya pasará. No es tu culpa, no te sientas mal. Mañana será otro día. Oye, yo te quiero y estoy aquí para ti. No te olvides de eso". Al menos me habría hecho sonreír. 
Sentir que mi corazón está llenito con su presencia y que el frío del cuerpo se me quita con el calorcito que siento en mi corazón. 
Pero en mi corazón no siento a nadie, lo siento vacío, más muerto que vivo.
Siento esa clase de soledad que no se pasa con nada, me siento huérfana de alma y de corazón.
Sin amor se me apagan las esperanzas, y el horizonte vuelve a lucir opaco al final de la vida. Y ya nada me importa. 
Vuelvo a ser la kamikaze que era, pero esta vez sin patria ni bandera. Porque ya no me importa nada.
Me encierro en mi huevo egocéntrico protector a dormir, a dejar pasar este invierno en verano, a ver si al menos perdida en mi sueño encuentro una respuesta mejor.
Hoy es uno de esos días en que no se sienten ganas de explicar nada sólo de recibir cariño sin decir palabras.




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