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sábado, 3 de septiembre de 2011

Rescatas y serás rescatado.

"Lo que das , recibes."  Lo bueno y lo malo. Ley Universal de Equilibrio o KARMA. Rescatas y serás rescatado.
Puede ser, por qué no?
Ayer me enteré de la desaparición del avión de la FACH que desapareció a un costado de la pista del aeródromo de la isla de Juan Fernández luego de dos intentos por aterrizar con vientos de 30 a 40 nudos.
A bordo iban 21 personas, 5 integrantes del matinal de TVN, 6 personas que trabajaban en el proyecto de reconstruir Chile después del terremoto del 27/F, 2 funcionarias del Ministerio de la Cultura y 8 tripulantes de la Fuerza Aérea, incluidos ambos pilotos.
Las labores de búsqueda y rescate no han cesado desde ayer mismo por la tarde, desde que se dio la alerta de desaparición sin combustible. 
Marinos, pescadores de la isla, en un esfuerzo mancomunado han colaborado junto al personal de la Fuerza Aérea. Todo un país pendiente, gente consternada por doquier, y esperanzada aún en que sea posible encontrar sobrevivientes, aunque ya se ha confirmado el hallazgo de 4 cuerpos sin vida, dos hombres y dos mujeres que aún no han podido ser identificados. 
Y pienso:
A veces las cosas que suceden no siempre son tan malas como parecen. A veces tienen un propósito, sólo que estamos demasiado encima sintiendo el dolor del drama como para ver desde cierta distancia la panorámica de los hechos.
Quizás esto que ha ocurrido sirve para un propósito mayor, considerando todos los recientes eventos que han sucedido últimamente en el país.
Últimamente han habido demasiadas jornadas en que se ha estado viviendo mucha violencia en que ha muerto con una bala en el pecho percutada presumiblemente por un carabinero,  un joven que sólo estaba de curioso mirando junto a su hermano en silla de ruedas una protesta.
Ya tenemos un mártir de 15 años. Heridos, varios. Gente perjudicada en su fuente laboral, un montón.
Víctimas inocentes de estos movimientos ciudadanos, que también tienen hijos que alimentar y deudas que el mismo sistema de lucro educacional les deja por pagar en la esperanza de sacarlos adelante y que lleguen a ser lo que sus padres no fueron.
Pero todo estaba agarrando un vuelo insostenible en el tiempo.  Nadie sabía donde terminarlo ni cómo para no demostrar debilidad en el muñequeo clásico que se da en este tipo de disputas políticas por demostrar quién tiene más razón o más poder, quién se queda finalmente con la última palabra y se hace lo que ha dicho.
Entonces, pasó lo de ayer.
La gente de abordo eran personas transversales, sin motivaciones políticas. La causa que los movía y motivaba a ir a Juan Fernández era puramente social dentro del marco de la reconstrucción de la isla tras el terremoto y tzunami que los afectó.
Dentro de las presuntas víctimas desaparecidas se cuenta a Felipe Cubillos, un empresario, un particular que decidió tomar sobre sus hombros el desafío de comenzar a levantar al país en base a su propia gestión, movió contactos e hizo posible en cuestión de meses, de un modo mucho más eficiente que el Gobierno, que funcionaran escuelas y jardines infantiles modulares en las zonas devastadas por el terremoto y tzunami, a los pescadores que habían perdido sus botes y lanchas, les consiguió motores fuera de borda y embarcaciones nuevas. Usó sus influencias en el mundo privado y sus habilidades de gestión para dar rápida solución a las necesidades de la gente más afectada.
A Juan Fernández iba a la inaguración de unas obras de la reconstrucción, lo acompañaba el equipo de Buenos días a todos, el matinal que había estado desde el principio cubriendo notas humanas del terremoto en diferentes partes de Chile, al igual que la iniciativa de Cubillos. Felipe Camiroaga, el conductor y rostro del programa, apoyaba la causa de la reconstrucción y en espacial en Juan Fernández donde tenía amigos desde la infancia, desde cuando pasaba temporadas veraniegas con su familia en la Isla. El resto de su equipo eran un par de periodistas mujeres, un camarógrafo y un productor.
Las dos funcionarias del Ministerio de Cultura iban a capacitar a los isleños en cómo gestionar fondos concursables para la recuperación del patrimonio cultural que le da identidad a la gente de Juan Fernández.
Y el personal de la FACH en general siempre están prestando servicio de traslado y abastecimientos a los habitantes del Archipiélago. Quien pilotaba era una joven teniente de 25 años que no hacía mucho había logrado un aterrizaje impecable bajo condiciones climáticas extremas en un vuelo de emergencia médica. Pero no se sabe si tenía la suficiente experiencia práctica para enfrentar la dificultad técnica que tiene la pista de Juan Fernández, aunque según lo que han comentado algunos expertos, a cualquier piloto por más experimentado que hubiese sido tal vez le habría ocurrido lo mismo por las dificultades climáticas del momento. 
Todo tenía una causa justa, noble. 
Si han muerto todos, fue por una buena causa.
Pero sería aún más grandioso que se encontraran vivos. Machucados quizás, pero vivos.
Y si no, tal vez tenía un propósito mayor. Calmar las  turbulentas mareas sociales   que se agitaban en el Continente.
Porque como son personas sin identidad abiertamente política, son sentidas transversalmente por todos, tanto por los de izquierda como por los de derecha. Pertenecen al inconsciente colectivo del país entero.
Gente pública y querida. 
Por eso pienso que esto ha ocurrido como un llamado de atención a que algo no estaba bien. Algo así como un balde de agua fría para bajarle la potencia del fuego a una pira que amenazaba con iniciar un incendio, al salirse de control. 
Cuando se puede encontrar un sentido que tenga peso y validez, llega la calma. Es increíble como se puede hallar consuelo que tranquiliza y da conformidad cuando sientes que hay una respuesta al por qué.
No hay nada más destructivo de la duda y la incertidumbre, encuentro yo. La duda mata y no saber por qué, también.
Pero hallar una respuesta con sentido, abre la mente y nos da paz y se puede seguir viviendo pensando con cierto optimismo que todo está bien.
Estén dónde estén, están bien. Eso creo, eso quiero creer.

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