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sábado, 13 de agosto de 2011

A Bocelli.

Qué hace que seamos como somos?
Ayer me pasé la tarde entera escuchando a Andrea Bocelli, en un intento por recuperar algo de quién solía ser.
Sentí que oír la música que solía oír hace años atrás traería de vuelta mi modo de ser, de pensar, de sentir antes del Naufragio.
Naufragio? Suena bien decirlo así, porque es la imagen que más se asemeja para describir en una sola palabra como ha sido todo este proceso de pérdida de sueños, de futuro, de lo que me atreví a imaginar como el resto de mi vida.
Pienso que todo ya no es más que la letra de un bolero, me trato de convencer que no fue más que literatura, una historia que me inventé para matar el tedio de mi vida, pero que no significó nada real verdaderamente.
Trato de no pensar, evitar quedarme mirando el techo.  Tengo que tener la mente puesta en algo que ocupe mi atención en un cien por ciento, que abarque todo mi poder de concentración en algo que no me dé tiempo de pensar más en lo mismo porque siento que me resta años de vida, no quiero amargar lo que me pueda quedar de juventud por un "Naufragio".
Bocelli me hace recordar la Yo que solía ser, en alas de su voz recupero algo de esperanza en que es posible que los sentimientos honestos y profundamente verdaderos pueden existir en el corazón de alguien  a quién aún no encuentro.
Es cierto que en la vida no existen las garantías sobre nada, que lo único probable es que todo es incierto.
Escucho el mismo compac una y otra vez, de todos el primero es el que más me gusta. Me sé las letras de memoria, algo de italiano entendía y lo nuevo que he aprendido es gracias a sus canciones.
Reconstruyo en mi memoria mis ideales y encuentro algunas respuestas que me dan cierta conformidad.
Me doy cuenta que de la Vida no aceptaré nada menos que no sea lo que quiero y como quiero que sea.
Bocelli me hace recordar que no tengo por qué tranzar.  
Suena pedante?
No tengo por qué ser complaciente. 
Qué sentido tiene la Vida si al menos los sueños no son  elevados hasta lo más alto.
Si  merezco o no alcanzar mis sueños algún día, eso es parte de mi desafío personal, superarme a mí misma, día tras día, para hacerme merecedora de la posibilidad de vivirlos finalmente tal como han habitado en mi imaginación.
Siento que mi corazón  aún está vivo y latiendo fuerte, que la sensibilidad no la he perdido por más que trato de resguardarla dentro de una coraza.
Que sigo viva y que mientras haya vida hay esperanza.
Gracias, Bocelli, por recordarme que sigo siendo yo, a pesar de todo.    

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