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lunes, 16 de mayo de 2011

"La medicina del futuro"

Ayer estuve viendo lo que me pareció una interesante entrevista a un experto español en nutrigenómica  de la Universidad de Tufts en EE.UU.
Y me puse a pensar que tal vez no estemos tan mal preparados físicamente como especie para lo que pueda sobrevenirnos más adelante.
Con esto de la hambruna mundial prevista si las condiciones del  cambio climático a causa del calentamiento global,  no se detienen. Las sequías, las inundaciones, las pérdidas de cultivos y cada vez menos terreno fértil y cultivable disponible a consecuencia de las expansión inmobiliaria hacia los alrededores suburbanos. 
La explosión demográfica que se preveía hace años atrás, creo que ya no es uno de los factores más preocupantes. Es un hecho comprobable que en las sociedades desarrolladas o en vías de desarrollo en que la mujer ha alcanzado mayor nivel educacional las tasas de natalidad son también  mucho menores, comparativamente a países en que los índices de escolaridad de su población femenina es menor.
El asunto que me interesa va por otro lado.
Me llamó profundamente la atención cómo no habían atado cabos antes. Con todo lo que ya se sabe de la historia de las migraciones humanas, con lo que se sabe de los genotipos humanos, con lo de la dieta del genotipo que expone la tesis que uno debiese alimentarse de acuerdo a qué clase de tipo genético corresponde, si al del cazador, al del recolector, al del rastreador, del nómade o del sabio de la tribu. Cada cual, según esta propuesta, tiene necesidades alimentarias distintas y responde de un modo particular a cierta clase de alimentos.
Con todo esto que ya se sabía, alguien fue más allá y ordenó las partes y armó una teoría que me parece muy interesante para explicar las causas de la Obesidad, pero lo mejor es que se han dado cuenta que hay que preocuparse de los hábitos alimenticios, incluso de antes de nacer.
Es increíble cómo las condiciones de stress afecten incluso a la genética de un individuo.
Niños que fueron concebidos durante situaciones en que sus madres fueron expuestas a periodos prolongados de hambruna desarrollaron un organismo ahorrador de energía. Esos mismos niños, una vez crecidos en condicines normales de alimentación, desarrollaron las típicas enfermedades de las sociedades sin problemas de abastecimiento alimentario, colesterol alto, hipertensión, diabetes, hasta cáncer. 
Lo mismo le sucede a aquellas personas que por una cuestión de raza ancestral poseen organismos predispuestos a condiciones carenciales lo que las ha predispuesto a necesitar mucho menos para sobrevivir que otros individuos que provienen de razas menos expuestas a esas carencias. Es decir, un latino de centroamérica o un africano ancestralmente como raza ha debido desarrollar un organismo adaptado al tipo de alimentación y a la cantidad, que se consigue en su hábitat. Ese mismo individuo si emigra a un país  donde el tipo de alimentación es rica en grasa y azúcares, como EE. UU., le cambia todo el metabolismo. Entonces como resultado se obtiene a un individuo sobre pasado en las cantidades que su organismo realmente necesita para subsistir.  Sumado a eso, se da el cambio de estilo de vida, las nuevas condiciones socio-económicas añaden  lujo y  comodidad que los acaba por  convertir en seres sedentarios, fofos y amorfos, en resumen: enfermos. 
Las calorías que se consumen de sobra, si no se queman, se acumulan y así se va produciendo la obesidad, en sus distintas formas, pero todas igualmente nocivas.
La cuestión es no comer si no se tiene hambre, evitar comer por comer, y no consumir más calorías de las que no se van a gastar. Tratar de evitar  los alimentos refinados o demasiado procesados. Mientras más orgánico y natural, mejor. Menos riesgos para la buena salud.
El asunto de las calorías funciona como un banco pero al revés,  se siente muy bien llegar a los  números rojos, quedar al Debe y sobre girarse de la cuenta de ahorro. No hay sanción, no hay dolo, no hay DICOM, sólo piropos.
Pero no demasiado, igual hay que dejar algo de grasita para protegerse del frío en invierno, y para no perder las formas, para el verano.
Es como todo en la vida, en el punto medio está el equilibrio.
Para que se entienda de lo que hablo, deben ver esta entrevista, está muy interesante.
  


1 comentario:


  1. Excelente aporte amiga,felicitaciones y gracias por colaborar a ahogar la ignorancia.

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