Páginas

lunes, 13 de septiembre de 2010

Una mujer con carácter.

Acabo de echar al viento una parte de mi propio corazón como una paloma mensajera al vuelo.
No sé qué irá a resultar.
Seguí un impulso, un consejo que creí descifrar, fiel a mi teoría sobre las señales.
Todo tenía tanto sentido que no creo que me esté equivocando. Deberé confiar en que mis razonamientos e intenciones son correctas, por lo tanto no debiera sentirme tan fuera de lugar. Pero no puedo evitar sentir algo de nerviosismo y ansiedad.
Fue una loca valentía, un arranque valentonado de arrojo y osadía muy poco usual en mí.
Sólo espero no arrepentirme. Odio arrepentirme de lo que hago, porque antes trato de tomarme el tiempo necesario para pensar lo que hago o dejo de hacer.
Pero esto fue más que nada un expontáneo arranque no planificado, sólo emocionalmente urgido, espoleado por todas esas acosadoras señales.
Los dados ya están echados, ya no está en mis manos.
De ahora en adelante tendré que aceptar la respuesta que sea. La pelota ya no está en mi lado de la cancha. Espero que no sea un autogolazo.
Por qué.?
Por qué diablos, siento lo que siento, cuando yo debería estar preocupada de lo mío.
Tenemos afinidades, sin embargo sé que no somos el uno para el otro.
Somos tan diferentes, pero al mismo tiempo, compartimos un mismo centro, que nos atrae como imanes.
Esta espera por esa respuesta, me está matando.
Los nervios me cierran la tráquea, a penas si puedo tragar saliva.
Por qué se demora tanto, qué tanto tiene que pensar si se trata tan sólo de fijar un día y una hora para hablar y poder por fin aclarar qué fue lo que sucedió.
Eso de no tener nada claro, me estaba necrosando lentamente el corazón.
Quiero ponerle una firma al epílogo.
Es tan difícil de entender?
Si no me responde?
Se puede ir a la mierda.
Yo no voy a seguir perdiendo mi tiempo, no le voy a rogar.
Aunque me duela, ya pasará. De amor no se muere nadie. Eso es sólo para los personajes trágicos, más bien, piñuflas de novelitas rosa.
Yo soy real, demasiado realista a mi pesar.
Corrí el riesgo, puse mis cartas sobre la mesa.
Si lo deja o lo toma es asunto suyo.
Pero y si lo toma? Tengo con qué cubrir la apuesta?
Qué tanto estoy dispuesta a entregar de mí, de vuelta?
Será todo o nada. No hay otra salida.
El precio por sentir de verdad y dejar de un lado a mis temores de vivir la vida real.
Me estoy aleonando, me están invadiendo unas ganas terribles de mandar todo a la cresta.
Y cuando me enojo, me enojo, aunque nunca he llegado a perder el control de mí misma. No sé cuánto se necesite para llegar a eso. Nunca he probado mis límites.
Estoy en posición de tomar al toro por los cuernos. Qué tanto.
Una mujer con carácter, no es tan raro.
Pero la cuestión es si vale la pena.
Por ponerle más color a vida, creo que siempre valdrá la pena, o no?

1 comentario:

  1. mmmm ahora entiendo algo más, bueno creo que en tu post que siguio a este esta el resultado de lo que esparabaaas de lo que narras acá---

    Cariños.

    ResponderEliminar