Páginas

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mi culpa.

Ya está.
Eso sería.
Eso fue.
Lindas memorias para recordar.
Y está bien. No siento ganas de rebelarme contra los hechos tal como se dieron.
No tengo ganas ni fuerza para dar portazos.
Estaba tranquila. Estoy bien, a pesar de todo. Ya había pasado tiempo. Esto fue como sacar los puntos secos de un tajo que ya había cerrado. Sólo quedará la cicatriz. Un recuerdo de una breve locura, una linda locura que no podía ser.
Por qué a veces ocurren cosas así en la vida. Pero me alegro que me haya sucedido, prefiero eso a nunca haber vivido esa locura que me trajo de cabeza por algunos días.
De algún modo siempre supe que no duraría demasiado. Era demasiado real, demasiada vida para mí, mucha más de lo que soy capaz de procesar en un día rutinario, a la vez.
Era fuera de todo a lo que estoy acostumbrada a que suceda en mi vida.
No estaba lista, supongo.
Estaba fuera de ritmo, de entrenamiento, aún sigo fuera del circuito de competencia. Puro miedo, inseguridad. De seguro, puras tonterías mías, pero mientras no me sobreponga y sea capaz de ser autosustentable, es demasiada responsabilidad, mucho riesgo que no estoy en condiciones de correr. No aún.
Es mi culpa.
Son todos los miedo absurdos que he absorbido en mi vida, con los que fui criada.
Dejé que me comieran, esa ha sido mi culpa.


1 comentario:

  1. huy pero que paso...que intriga....bueno a porrazos uno aprende, animo y como dices las cosas hay que vivirlas aunque sea una locura...saludos...gracias por pasar a saludarme.

    ResponderEliminar