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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Metáfora.

Es cierto, ahora de grande se tiene mejor perspectiva del pasado y se puede apreciar con espíritu más crítico qué tan bueno o malo fueron los viejos tiempos.
Supongo que si hago una auditoría general interna, el resultado es en azules.
Mal que mal estoy aquí, y soy como soy, para bien o para mal.
Sé que aún me falta mucho, pero creo que voy bien encaminada.
La idea no es mía ni es original, pero me parece una metáfora muy apropiada, la que ve la Vida como un Camino.
A menudo los caminos que me mantienen más atenta a la ruta son los que tienen bajadas y subidas, curvas cerradas y abiertas. Con baches a los que hacerles el quite. Hasta cuando hay banderero, no me molesta. Aprovecho la detención para descansar un instante.
Lo entretenido es que sin importar lo difícil que sea transitar por ese camino, no se deje nunca de disfrutar del paisaje que acompaña paralelo a lo largo del recorrido que hacemos por esa ruta.
Me he distraído toda la vida con el paisaje. Supongo que era la ventaja de ir sentada atrás, como pasajera.
Hacerse adulta, madurar, es un poco como tomar la responsabilidad de conducir la propia vida como si fuera un vehículo. Tratándo de llegar íntegra hacia donde me dirija.
Siempre fui un poco como una "vieja chica", apegada a las normas. Era quien recordaba siempre:- no, no puedes tomar, tienes que manejar-.
Así me acostumbraron a ser, responsable por mi vida y también por la de los demás.
En los largos viajes en familia, solía ser la navegante.
Mi sentido de la orientación es regular a bueno, sé leer un mapa, sólo que a veces fui distraída por el paisaje. Me suele pasar.



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